sábado, 18 de octubre de 2014

¡OH! LA TERRIBLE GRIPE "SIENTÍFICA"

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Primero le dicen que tiene que presentar una monografía sobre la gripe de 3 páginas como mínimo, luego precisan que debe ser a espacio y medio con normas APA, finalmente determinan que el trabajo se presentará dentro de tres días; sino, desaprobados... ¡Niñas tienen que estudiar! ¡Desde ahora tienen que investigar! ¡Nuestra patria necesita "SIENTÍFICOS"! todos los niños escucharon con atención el real relato de la Academia de la Lengua "Sientífica". Mientras escuchaban sus miradas desentrañaban las geométricas formas del techo. 
La niña queda en estado catatónico. ¿APA? ¿Qué es eso? supongo que serán las reglas de mi 'apá. ¿Mamí que es ser "Sientífico"? preguntó Alexandra, porque mi profesor me dijo que hable con mi 'apá para ver si tiene gripe y tiene que dibujar 3 monos graficados en el medio del espacio luego de tres días de viaje como mínimo. La madre que todo lo responde y lo que no sabe lo inventa dice: No te preocupes, cuando venga tu papi, le preguntas.
Mientras el tiempo pasa inoxidable, con cierta anorexia de aburrimiento, Alexandra busca en los recuerdos textuales de la biología racional, si quieren anatomía,  algo que le permita  discernir con el filo del bisturí de la curiosidad que significa ser "Sientífico" la consigna del profesor por momentos se vuelve nebulosa y en otros tan clara como la yema. 
¡Claro! la sien es la parte del cráneo que se encuentra entre la oreja, el ojo y el pómulo, entonces ser "Sientífico" significa estudiar hasta que te duela la cabeza (a veces Ale tenía dolores en dicha zona) Alexandra no esperó a su papá, saltó como una gota de agua en aceite caliente,  revisó libros e internet, de tanto buscar encontró un recuerdo perdido cuando su papá lo llevó por primera vez al Atuxa y demostraron que la tierra es redonda, porque el lago semejaba a una inmensa esfera celeste a su lado.
Mientras el febril trabajo lo absorbía sentía que unas gotas tibias emergían de su nariz, la respiración se interrumpía por el molesco mocoso que invadía los orificios respiratorios. Su papá aún no llegaba. Sintió que algo pesado lo retenía en el asiento, se pensó desganada pero animada por su tarea, los papeles y pañuelos caían abatidos por las llamaradas incontenibles de líquido. De pronto ante el desfallecimiento que produce ver la realidad ralentizada por las molestias, decidió escribir aquella molesta situación "griposa" tecla a tecla fue escribiendo la agonía del tiempo ralentizada por las molestias febriles llenas de mucuosas respiraciones. Sintió la pesadez del sueño y la noche hizo su aparición con su luminaria melancólica. La gripe había hecho presa de su primera víctima.
Por fin llegó Papá, fue eterno el momento en que vio a su hija heroicamente fulminada por el teclado con la sien izquierda entre la "q" y la "n", la cubrió con la manta de esquinas coloridas cuarteadas por saberes de pretérita sabiduría. Guardó el trabajo, apagó la computadora y acompañó hasta su habitación. La somnolencia le permitió a Alexandra recordar aquel momento como si nunca hubiera sucedido, pero que sí pasó.
Al día siguiente Alexandra despertó con dolor de cabeza en la sien, pero contenta por haber terminado su actividad. ¡papito! hice mi trabajo "Sientífico". Darío el padre, le dijo que se escribía "Científico", Alexandra fundamentó su escrito con un juicio oral. Su papá escuchó mientras tomaba un jugo de naranja, al final entendió que el tema no era de ortografía sino de semántica.
El profesor al leer su trabajo sintió una revelación como en el evangelio de Juan "...en el principio era el verbo.." ¿Cómo que Científico se escribe "Sientífico"? ¿Alexandra explícame, es un error de ortografía? Alexandra comenzó a sustentar desde el punto de vista de la gripe... El profesor, mientras escuchaba, sentía un vórtice, en la zona temporal, de pronto percibió dolores en la zona parietal entre la oreja y el ojo, lagrimeaba y una molestosa contradicción científica biológica lo abordó. La gripe hacía estragos en una víctima más. Decidió no leer ni escuchar más pues una poderosa inconsistencia lo acabaría confundiendo entre la semántica y la ortografía. Alexandra estás aprobada le dijo y luego calló. Alexandra salto de alegría mientras humedecía su algarabía con su pañuelo. El profesor suspendió la sesion y se abandonó lentamente al paraíso acuoso de una gripe recientemente contraída. 
No sabemos que escribió Alexandra, ni las razones por las que fue aprobada, lo único cierto es que la gripe por ese día evito discusiones ortográficas... y semánticas.

viernes, 10 de octubre de 2014

JIMENA LA NIÑA QUE RECONSTRUYÓ EL MUNDO











                                                                            La profesora preguntó: ¿En cuantos días se creó el universo? todos los niños contestaron, en siete días. Todos sabían la respuesta y nadie la entendía.
Jimena cuestionó ¿No es poquito tiempo? a mi mamá nunca le alcanza el tiempo para crear el orden los días lunes...
La profesora le preguntó a Jimena ¿Explícame por qué crees que es poquito tiempo? Jimenita comenzó a pensar y pensar...
Si el mundo se hubiese creado en siete días ¿En qué día se creó la escuela? ¿En qué día se inventó los horarios? ¿En qué día se creó la estática de sentarse horas mirando la pizarra? ¿En qué día se deshumanizó la escuela, copiar, pegar, calcar y la naturaleza atrapada tras los vidrios de la escuela? ¿Por qué tenemos que ir los lunes y regresar los viernes? ¿Por qué nos ordenan a qué hora jugar y a qué hora escribir? ¿Por qué no somos libres como la helada, que cuando pasa el agua se queda congelada de tanto asombro? 
La profesora mirando a Jimenita le contestó: Estamos hablando de la creación del mundo no de la escuela...
Jimenita con la luz del que ve el mundo transparente como su pensamiento le dijo: Por eso mismo profesora, la escuela nos va construyendo el mundo muy cuadrado, pintado, amurallado, cerrado y sentado. Profesora tengo dificultades para entender la creación del mundo en siete días, pues a mis ocho años no entiendo porque fue tan rápido y para mí cada día es una eternidad pues tengo ¿tanto que descubrir? profesora no se apure tanto disfrutemos la "reconstrucción del mundo"
La profesora quedo en un mutis que duró 77 veces 7 segundos, los niños callaron ante el impresionante gesto de estupor que mostró la profesora, los ojos llorosos, como quien pela una cebolla mirando una melodramática novela.
La revelación estaba hecha, el tema no era la creación del mundo, sino la "reconstrucción del mundo" la profesora abrazó a Jimenita con tanta fuerza que casi le deja sin ideas, todos saltaron de alegría cuando anunció que el lunes redescubrirían la luz... "y se hizo la luz"
El mundo ya no fue más literatura arcaica traducida del hebreo al latín o griego y luego al inglés o castellano, el mundo se reconstruyó lentamente en la chacra, en la lluvia, en el experimento de la luz eléctrica y del rayo, en los colores del río, en la multiplicación de las ideas, en las partes de la planta del pie cuando se juega a compartir y caminar juntos.
Y allá en las alturas más allá de las nubes y azules donde la vista se hace adicta a la libertad, un señor sonreía por qué sus "creaturas" por fin entendieron el mensaje...

viernes, 11 de julio de 2014

POR QUÉ SIETE POR OCHO ES CINCUENTA Y SEIS




La mirada infinitesimal del niño que no acaba de entender por qué siete por ocho es cincuenta y seis nos permite reflexionar sobre la forma como nuestros estudiantes elaboran y llegan a los procesos de comprensión de la matemática.
El niño en la complejidad del mundo creado, con tramas de colores y afectos, llega a la escuela con una mochila cargada de expectativas y desafíos, la matemática, los libros, el profesor, el aula, son para él, espacios nuevos que los irá descubriendo poco a poco en la inmensidad de las horas que pasa taciturno mirando el techo del salón.
Así como llega a entender porque un insecto se posa en el plátano maduro dejado ayer por la tarde en la ventana. El mundo, ese espacio que el adulto ha construido para el niño a fuerza de imágenes, palabras, textos y conceptos, no es un mundo dinámico y florido como lo va construyendo el niño. Definitivamente no es ese arisco libro o ese alienado video o tal vez esa página web moderna.
El niño va construyendo "su mundo" con el heroísmo del ser lógico que descubre en una herida de realidad, que la sangre es roja y que cuando cae en la camisa blanca, tendrá problemas con mamá pues la mancha dejada es difícil de lavar, pero qué lindo se ve, parece una bandera roja y blanca como la profesora narró en la jura de la independencia.
Su mundo esta categorizado desde lo que va descubriendo día a día, haciendo caso a su curiosidad hasta lo que le dicen que es y la maestra con la habilidad del laboratorista que descubre cual alquimista la estructura del aprendizaje le irá orientando en la aventura de ir descubriendo juntos, con sus compañeros cual aventureros, desafíos, que marcarán su historia vital. Es que aprender no es conocer coordenadas y paralelos del bosque desde un mapa, sino entender el mapa desde la experiencia de usarlo en el bosque. Esa dialéctica diaria, lo irá formando para las futuras situaciones que enfrentará en su diario vivir. No interesa tanto la fórmula del área del rectángulo, importa más donde lo aplica y qué sentido le da. Ningún héroe gana una batalla épica desde el cómodo sillón del que escribe el artículo.
Pero si la escuela le dice el mundo ya está construido, que no es el cosmos imaginado por el niño. Entonces la escuela hará que la risueña sonrisa se vaya borrando del niño, convirtiendo la asistencia en un estrés, las ventanas dejarán de ser cuadriláteros para convertirse en celdas que cuadriculan la luz exterior de la libertad. Los libros no serán aventuras fantásticas que tratan de explicar el mundo, sino reglamentos inquisidores documentos que limitan la curiosidad. El profesor será el sargento que ordena y reordena el mundo a su mandato y pobre del niño que se atreva a pensar y escriba “creatividad” en vez “reproductividad” tendrá la sanción del artículo trescientos cincuenta y cuatro que a la letra dice: “El niño que no reproduzca, tal cual, lo que dice el profesor será sancionado con la pena de exclusión del grado inmediato superior…”
El niño aprende de la experiencia y nosotros los profesores también, pero cuando nos negamos a ese principio, es que el ego está pesando. ¿Pero si yo soy Doctor en Educación, qué voy a aprender de un niño, qué me va a enseñar? El niño en su inocencia y como “creatura” nos va mostrando el camino, con tanta humildad teñida de sonrisa, de “moquito de junio”, de ojitos grandes, de manitas que durante el día han hecho tantas cosas que su cerebrito no cabe de regocijo por lo nuevo descubierto, una letra nueva ¿Por qué no le enseñamos a hablar a la “h”?, caminar saltando, jugar a las escondidas, patear con el pie izquierdo, escribir al revés o sévre la ribircse, tanta vida resumida en la pequeña humanidad de nuestros niños. Es tan edificante ser profesor.
Siete por ocho es cincuenta y seis, no porqué es la respuesta correcta, sino porque existe un profesor comprometido e involucrado con el ser del niño, entonces esa mirada infinitesimal, perdida en las sombras se convertirá en la mirada de asombro ante un nuevo descubrimiento.
Entonces, Joselito cogió las siluetas de vicuñitas ordenadas rectangularmente y con sus manitas acompañadas de su profesora y junto a sus compañeritos, descubrió una tarde de julio, que siete por ocho era verdaderamente cincuenta y seís…